Centró su labor profesional a la investigación de la manera en la que evoluciona el conocimiento humano sobre el entorno como asimismo los patrones de pensamiento que están en estrecha relación con la etapa de la vida en la cual nos encontramos, es decir, habrá distinciones así estemos en la niñez, la adolescencia o la adultez en este sentido.
Su máximo y más reconocido aporte ha sido el de identificar diferentes etapas a instancias del desarrollo cognitivo y por las que atravesamos todos los individuos a medida que avanza nuestro crecimiento.
Sin lugar a dudas no existe nadie al día de hoy que sepa tanto de la psicología infantil como el biólogo suizo Jean Piaget; hasta que él se dedicó con exclusividad a estudiar el desarrollo cognitivo de los seres humanos, realmente, no había demasiada luz acerca del tema y así es que basándose especialmente en el crecimiento de sus propios hijos, Piaget, elaboró una sólida teoría de la inteligencia sensorio motriz, la cual proponía el desarrollo de manera espontánea de una inteligencia práctica, la cual se forma básicamente a partir de los conceptos que el niño se va haciendo de los objetos que se mantienen permanentes en el tiempo y espacio dentro de su entorno, entre tantísimas cuestiones.
Piaget nació en Suiza el 9 de Agosto de 1896 y ya desde muy, muy pequeño, empezaron a aflorar sus primeros intereses respecto de la Biología.
Con tan solo 11 años, mientras desarrollaba sus estudios en el Instituto Latino, Jean, escribió un informe sobre el gorrión albino y un tratado sobre malacología, tal como se denomina a la rama de la zoología que se ocupa del estudio de los moluscos, algo prácticamente imposible para alguien de esa edad, pero él lo hizo.
Y como no podía ser de otro modo, cuando llegó el tiempo de decidirse por una carrera universitaria, Piaget, no lo dudó y se anotó en la carrera de Biología de la universidad de su ciudad natal; en 1918 se licenció y doctoró en Biología.
Cuando tiempo más tarde se instala en París y comienza a enseñar en una escuela para niños, Piaget, se acercaría a la temática infantil y entonces se despertarían nuevos intereses vinculados al cómo es que van aprendiendo los niños…
Entre lo más sustancial de las observaciones e investigaciones de Piaget se cuentan los cuatro estadios sucesivos, en el desarrollo de la inteligencia, que formuló.
Para Piaget, los principios de la lógica comienzan a desarrollarse antes que el lenguaje y se generan a través
de las acciones sensoriales y motrices del bebé en interacción con el medio. Piaget estableció una serie de estadios sucesivos
en el desarrollo de la inteligencia:
1. Estadio de la inteligencia sensorio motriz o práctica, de las regulaciones afectivas elementales y de las primeras fijaciones exteriores
de la afectividad. Esta etapa constituye el período del lactante y dura hasta la edad de un año y medio o dos años; es anterior
al desarrollo del lenguaje y del pensamiento propiamente dicho.
2. Estadio de la inteligencia intuitiva, de los sentimientos interindividuales espontáneos y de las relaciones sociales de sumisión
al adulto. Esta etapa abarca desde los dos a los siete años. En ella nace el pensamiento preoperatorio: el niño puede representar
los movimientos sin ejecutarlos; es la época del juego simbólico y del egocentrismo y, a partir de los cuatro años, del pensamiento
intuitivo.
3. Estadio de las operaciones intelectuales concretas, de los sentimientos morales y sociales de cooperación y del inicio de la lógica.
Esta etapa abarca de los siete a los once-doce años.
4. Estadio de las operaciones intelectuales abstractas, de la formación de la personalidad y de la inserción afectiva e intelectual
en la sociedad de los adultos (adolescencia). Aunque Piaget estableció, para cada una de estas etapas, las edades correspondientes, no hay
que tomar tales delimitaciones de forma rígida; el ritmo varía de un niño a otro y ciertos rasgos de estos estadios pueden
solaparse en un determinado momento.
Piaget concibe el desarrollo intelectual como el resultado de una interacción del niño con el medio, descartando la maduración
biológica o la mera influencia ambiental como únicos condicionantes de dicho desarrollo. Su concepción armoniza en una teoría
coherente el crecimiento neurobiológico y la influencia de la vida social y cultural con el desarrollo de la inteligencia, subrayando la
interrelación entre tales fenómenos.
Eludió así las simplificaciones y posturas extremas, apartándose tanto de las especulaciones de Sigmund Freud y el psicoanálisis, centradas en el desarrollo sexual del niño y en sus relaciones afectivas con los progenitores como factores claves en la formación de la personalidad, como del conductismo de John B. Watson ,B. F. Skinner, para quienes las circunstancias ambientales y sociales tejían una red de condicionamientos y normas de conducta sobre la mente del niño, concebida como una «página en blanco».
En este sentido son fundamentales sus conceptos de esquema, adaptación y organización, que rigen el
proceso de adquisición de conocimientos en todos los estadios y resultan de la necesidad de todo individuo de comprender el mundo que le
rodea. Las nuevas experiencias o informaciones recibidas obligan a adaptar los esquemas de conocimiento previos: tal adaptación,
que se divide en los subprocesos de asimilación de informaciones y acomodación de las mismas a los esquemas o estructuras
cognitivas previas, desemboca en el aprendizaje. Y, en consecuencia, la organización o proceso de categorización y sistematización
de los conocimientos (de hecho, la reorganización) es constante.
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